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Salmona /

Centro Comunal Nueva Santa Fe

Centro Comunal Nueva Santa Fe

Vista general de la plazoleta desde el suroccidente. La obra se afianza en el sitio, siendo definida por el paisaje y las construcciones circundantes.

Vista general de la plazoleta desde el suroccidente. La obra se afianza en el sitio, siendo definida por el paisaje y las construcciones circundantes. 

La plazoleta del conjunto y su gran escalera ceremonial vistas desde el noroccidente.

La plazoleta del conjunto y su gran escalera ceremonial vistas desde el noroccidente. 

Eje de circulación este-oeste entre el gran auditorio y el salón semicilíndrico.

Eje de circulación este-oeste entre el gran auditorio y el salón semicilíndrico. 

A la izquierda la plazoleta se insinúa a través de la luz adyacente. A la derecha, el salón semicilindrico con su muro celosía de ladrillo.

A la izquierda la plazoleta se insinúa a través de la luz adyacente. A la derecha, el salón semicilindrico con su muro celosía de ladrillo. 

Interior del salón semicilíndrico con su muro en celosía, verdadero lugar donde lo real se vuelve maravilloso.

Interior del salón semicilíndrico con su muro en celosía, verdadero lugar donde lo real se vuelve maravilloso. 

Acceso noroccidental al eje de circulación 
este-oeste.

Acceso noroccidental al eje de circulación este-oeste.  

Vista a nivel de la plazoleta desde su acceso noroccidental.

Vista a nivel de la plazoleta desde su acceso noroccidental. 

El simple pasaje que lleva a los servicios sanitarios se convierte, por medio del tratamiento tectónico, en una verdadera experiencia sensorial.

El simple pasaje que lleva a los servicios sanitarios se convierte, por medio del tratamiento tectónico, en una verdadera experiencia sensorial. 

 El gran auditorio que ocupa la zona norte del complejo.

El gran auditorio que ocupa la zona norte del complejo.  

La gran escalera de la plazoleta. Su reciedumbre y silencio evocan los grandes centros ceremoniales prehispánicos.

La gran escalera de la plazoleta. Su reciedumbre y silencio evocan los grandes centros ceremoniales prehispánicos.  

Plazoleta ceremonial del Centro Comunal, conformada por galerías y medias bóvedas.

Plazoleta ceremonial del Centro Comunal, conformada por galerías y medias bóvedas. 

Texto de: Ricardo L. Castro

El Centro comunal de la Nueva Santa Fe es uno de los más recientes proyectos de Rogelio Salmona, en colaboración con Julián Guerrero y Pedro Mejía. De dimensiones relativamente modestas, se encuentra ubicado en la esquina sudoeste del complejo habitacional de la Nueva Santa Fe. Este nuevo centro es sin duda uno de los edificios más notables del arquitecto, dada la manera como armoniza con el tejido urbano existente y con el paisaje. La principal característica del proyecto es su patio monumental, que en este caso se ha convertido en una verdadera plaza a la cual el visitante puede acceder por cada una de sus esquinas. El aspecto monumental del patio resulta de la hábil y exquisita manipulación que el arquitecto hace de los detalles de la forma, con el ladrillo su material favorito, para constituir los primeros límites del espacio: bóvedas, galerías y una escalera exterior que conecta el primer piso con el segundo nivel del proyecto.

Los principios de diseño a los cuales Salmona ha adherido en su trabajo más reciente, se evidencian claramente en el Centro. A un nivel macro ambiental, el edificio completa y hace resaltar la concavidad natural, resultado de su posición al pie de la montaña que se eleva 600 metros sobre el flanco oriental de Bogotá. En la misma escala, el proyecto complementa el tejido urbano de patios y de edificios de apartamentos circundantes que caracterizan el complejo habitacional de la Nueva Santa Fe.

A nivel intermedio, en el edificio mismo, Salmona introduce de nuevo algunos de los temas arquitectónicos que él ha venido utilizando como parte de ese proceso de diseño, en el cual un tema es continuamente introducido nuevamente. O, como lo afirma el arquitecto, recreado en el trabajo, permitiendo un infinito número de variaciones. El uso del muro horadado se manifiesta de forma extraordinaria en este proyecto. Sirve para encerrar un gran espacio semicircular adyacente al patio. Dentro de este espacio, dependiendo de un eje paralelo y de la posición del visitante con respecto al muro, él o ella inesperadamente se da cuenta del área abierta que se encuentra más allá de la pared.

A nivel micro ambiental, el carácter tectónico del muro que desafía a la gravedad, tiene como contrapunto su propio vacío y transparencia, resultado de múltiples aberturas. El aire y el sonido pueden transitar libremente a través de esta pared complementando la penetración visual de un espacio a otro, la cual es posible en este caso, tan sólo en ciertas circunstancias. El Centro también es un edificio que responde, a través de sus detalles y materiales, a la presencia ocasional del líquido elemento. Así, por ejemplo, la escalera exterior que define el lado sur del edificio, se convierte con la lluvia en verdadera cascada que permite al agua bajar del segundo nivel al primer piso.

El Centro comunal para la Nueva Santa Fe es, sin lugar a dudas, un edificio que, como el teatro griego, conjuga efectiva y poéticamente la actividad humana y el poder del paisaje.


“Por la especulación urbana, el arquitecto dejó de ser un intérprete poético de la ciudad. Y por la aplicación de modelos urbanos impuestos por la identificación con culturas dominantes, se desvanecieron las posibilidades de enriquecimiento y fortalecimiento de un espacio público propio, propiciador de encuentros, de convivencia, de vida citadina, es decir, un espacio público, lugar de la historia, y una ciudad albergue de los hombres.

Es tiempo de volver a mirar con cariño el origen de estas ciudades, que no tuvieron, como las de otros continentes, tiempo para consolidarse. Redescubrir el patrón espacial de su fundación y las huellas del pasado anterior permitiría comprenderlas mejor para dotarlas de instrumentos adecuados para su construcción y conservación. Regulaciones sabias y concretas permitirían la creación de espacios enriquecidos, que prolonguen, continúen y transformen con inteligencia el legado histórico, es decir, el prehispánico y el colonial y aquellas otras culturas y modelos que surgieron sucesivamente y que han conformado la ciudad iberoamericana hasta nuestro tiempo”.

R.S.


“Gabriel García Márquez dijo en una entrevista que para hacer literatura se requiere mirar hacia atrás, mirar a la propia literatura, estudiarla y conocerla, para saber en qué punto de la historia nos encontramos en el momento de escribir.

Estoy de acuerdo con él porque sucede lo mismo con la arquitectura. Conviene mirar atrás antes de dar el paso hacia adelante. ¿No sería un desperdicio desconocer las grandes obras de la arquitectura universal, y una inmensa tontería, siendo un arquitecto americano, desconocer los grandes conjuntos abiertos prehispánicos, la sutileza de la arquitectura colonial, la riqueza del mestizaje, la sencillez de la arquitectura popular, las innovaciones y la causa social de la arquitectura moderna?

¡Sí! Conviene mirar atrás, pero hay que saber retirar la mirada en el momento oportuno. Se trata de recrear y de transformar, no de copiar”.

R.S.


“En el Centro Comunal, el patio central es un tímpano, que recoge los sonidos de su entorno. El proyecto está semienterrado, horadado en el lugar. Su entorno son los edificios existentes circundantes. De cualquier galería o ventana de los edificios que lo rodean, el Centro es la referencia; por eso toma un carácter ceremonial. Es el lugar de encuentro de la comunidad, donde se forman o se afianzan las relaciones sociales. El proyecto es como una flor que abre sus pétalos, y los volúmenes reciben la luz y al mismo tiempo suavizan el lugar con sus curvaturas”.

R.S.


“Le Corbusier, en una bella carta dirigida a estudiantes de arquitectura, dijo: ‘La arquitectura es un cariz del espírituí. Yo agregaría que es un cariz del espíritu capaz de transformar el mundo físico. Pero, transformación implica conocimiento, respeto, cuidado, oficio y tecnología, y, más que todo, amor.

La mejor arquitectura es, a mi juicio, aquella que transforma sin modificar y que se descubre lentamente con emoción.

Hacerla es una tarea difícil por el conocimiento que implica, por la contradicción que encierra, por la casi imposibilidad, hoy, en una sociedad mercantilista donde los valores culturales no tienen importancia, de lograr una respuesta plástica, formal y espacial que responda, no totalmente, claro está, pero al menos en parte, a la visión que tenemos del mundo y al anhelo civilizador que tenemos de nuestra sociedad”.

R.S.


“La luz es para mí un elemento de la composición, al igual que la humedad, la brisa, la penumbra y la sombra, las transparencias, en fin, un sinnúmero de elementos naturales que inducen en el momento de la creación arquitectónica a determinadas composiciones o determinadas formas. En América, particularmente en la zona andina, la luminosidad toma unas proporciones inusitadas. ¿Cómo no tener en cuenta ese aspecto tan particular en la arquitectura? ¿Cómo no volverlo un elemento enriquecedor? ¿Cómo no ‘componerí con la luz brillante o la luz opacada? ¿Cómo, en otras palabras, no volverla un elemento para la arquitectura por su incidencia sobre las fachadas, las que a su vez tienen que componerse teniéndola en cuenta?

¿Cómo, igualmente, no tener en cuenta la humedad, la fuerte lluvia, el halo húmedo que se deshace cuando, irisando el espacio, vuelven a aparecer los rayos del sol secando lo mojado? Es una sinfonía de color, de humedad, de luminosidad, de sequedad. La espacialidad se modifica a cada instante, se percibe en su tránsito hacia lo seco o hacia lo húmedo… vibra.

La arquitectura debe preparar ese acontecimiento. Debe ser un acontecimiento”.

R.S.

Salmona
/
Centro Comunal Nueva Santa Fe

#AmorPorColombia

Salmona / Centro Comunal Nueva Santa Fe

Centro Comunal Nueva Santa Fe

Vista general de la plazoleta desde el suroccidente. La obra se afianza en el sitio, siendo definida por el paisaje y las construcciones circundantes.

Vista general de la plazoleta desde el suroccidente. La obra se afianza en el sitio, siendo definida por el paisaje y las construcciones circundantes. 

 

La plazoleta del conjunto y su gran escalera ceremonial vistas desde el noroccidente.

La plazoleta del conjunto y su gran escalera ceremonial vistas desde el noroccidente. 

 

Eje de circulación este-oeste entre el gran auditorio y el salón semicilíndrico.

Eje de circulación este-oeste entre el gran auditorio y el salón semicilíndrico. 

 

A la izquierda la plazoleta se insinúa a través de la luz adyacente. A la derecha, el salón semicilindrico con su muro celosía de ladrillo.

A la izquierda la plazoleta se insinúa a través de la luz adyacente. A la derecha, el salón semicilindrico con su muro celosía de ladrillo. 

 

Interior del salón semicilíndrico con su muro en celosía, verdadero lugar donde lo real se vuelve maravilloso.

Interior del salón semicilíndrico con su muro en celosía, verdadero lugar donde lo real se vuelve maravilloso. 

 

Acceso noroccidental al eje de circulación 
este-oeste.

Acceso noroccidental al eje de circulación este-oeste.  

 

Vista a nivel de la plazoleta desde su acceso noroccidental.

Vista a nivel de la plazoleta desde su acceso noroccidental. 

 

El simple pasaje que lleva a los servicios sanitarios se convierte, por medio del tratamiento tectónico, en una verdadera experiencia sensorial.

El simple pasaje que lleva a los servicios sanitarios se convierte, por medio del tratamiento tectónico, en una verdadera experiencia sensorial. 

 

 El gran auditorio que ocupa la zona norte del complejo.

El gran auditorio que ocupa la zona norte del complejo.  

 

La gran escalera de la plazoleta. Su reciedumbre y silencio evocan los grandes centros ceremoniales prehispánicos.

La gran escalera de la plazoleta. Su reciedumbre y silencio evocan los grandes centros ceremoniales prehispánicos.  

 

Plazoleta ceremonial del Centro Comunal, conformada por galerías y medias bóvedas.

Plazoleta ceremonial del Centro Comunal, conformada por galerías y medias bóvedas. 

 

Texto de: Ricardo L. Castro

El Centro comunal de la Nueva Santa Fe es uno de los más recientes proyectos de Rogelio Salmona, en colaboración con Julián Guerrero y Pedro Mejía. De dimensiones relativamente modestas, se encuentra ubicado en la esquina sudoeste del complejo habitacional de la Nueva Santa Fe. Este nuevo centro es sin duda uno de los edificios más notables del arquitecto, dada la manera como armoniza con el tejido urbano existente y con el paisaje. La principal característica del proyecto es su patio monumental, que en este caso se ha convertido en una verdadera plaza a la cual el visitante puede acceder por cada una de sus esquinas. El aspecto monumental del patio resulta de la hábil y exquisita manipulación que el arquitecto hace de los detalles de la forma, con el ladrillo su material favorito, para constituir los primeros límites del espacio: bóvedas, galerías y una escalera exterior que conecta el primer piso con el segundo nivel del proyecto.

Los principios de diseño a los cuales Salmona ha adherido en su trabajo más reciente, se evidencian claramente en el Centro. A un nivel macro ambiental, el edificio completa y hace resaltar la concavidad natural, resultado de su posición al pie de la montaña que se eleva 600 metros sobre el flanco oriental de Bogotá. En la misma escala, el proyecto complementa el tejido urbano de patios y de edificios de apartamentos circundantes que caracterizan el complejo habitacional de la Nueva Santa Fe.

A nivel intermedio, en el edificio mismo, Salmona introduce de nuevo algunos de los temas arquitectónicos que él ha venido utilizando como parte de ese proceso de diseño, en el cual un tema es continuamente introducido nuevamente. O, como lo afirma el arquitecto, recreado en el trabajo, permitiendo un infinito número de variaciones. El uso del muro horadado se manifiesta de forma extraordinaria en este proyecto. Sirve para encerrar un gran espacio semicircular adyacente al patio. Dentro de este espacio, dependiendo de un eje paralelo y de la posición del visitante con respecto al muro, él o ella inesperadamente se da cuenta del área abierta que se encuentra más allá de la pared.

A nivel micro ambiental, el carácter tectónico del muro que desafía a la gravedad, tiene como contrapunto su propio vacío y transparencia, resultado de múltiples aberturas. El aire y el sonido pueden transitar libremente a través de esta pared complementando la penetración visual de un espacio a otro, la cual es posible en este caso, tan sólo en ciertas circunstancias. El Centro también es un edificio que responde, a través de sus detalles y materiales, a la presencia ocasional del líquido elemento. Así, por ejemplo, la escalera exterior que define el lado sur del edificio, se convierte con la lluvia en verdadera cascada que permite al agua bajar del segundo nivel al primer piso.

El Centro comunal para la Nueva Santa Fe es, sin lugar a dudas, un edificio que, como el teatro griego, conjuga efectiva y poéticamente la actividad humana y el poder del paisaje.


“Por la especulación urbana, el arquitecto dejó de ser un intérprete poético de la ciudad. Y por la aplicación de modelos urbanos impuestos por la identificación con culturas dominantes, se desvanecieron las posibilidades de enriquecimiento y fortalecimiento de un espacio público propio, propiciador de encuentros, de convivencia, de vida citadina, es decir, un espacio público, lugar de la historia, y una ciudad albergue de los hombres.

Es tiempo de volver a mirar con cariño el origen de estas ciudades, que no tuvieron, como las de otros continentes, tiempo para consolidarse. Redescubrir el patrón espacial de su fundación y las huellas del pasado anterior permitiría comprenderlas mejor para dotarlas de instrumentos adecuados para su construcción y conservación. Regulaciones sabias y concretas permitirían la creación de espacios enriquecidos, que prolonguen, continúen y transformen con inteligencia el legado histórico, es decir, el prehispánico y el colonial y aquellas otras culturas y modelos que surgieron sucesivamente y que han conformado la ciudad iberoamericana hasta nuestro tiempo”.

R.S.


“Gabriel García Márquez dijo en una entrevista que para hacer literatura se requiere mirar hacia atrás, mirar a la propia literatura, estudiarla y conocerla, para saber en qué punto de la historia nos encontramos en el momento de escribir.

Estoy de acuerdo con él porque sucede lo mismo con la arquitectura. Conviene mirar atrás antes de dar el paso hacia adelante. ¿No sería un desperdicio desconocer las grandes obras de la arquitectura universal, y una inmensa tontería, siendo un arquitecto americano, desconocer los grandes conjuntos abiertos prehispánicos, la sutileza de la arquitectura colonial, la riqueza del mestizaje, la sencillez de la arquitectura popular, las innovaciones y la causa social de la arquitectura moderna?

¡Sí! Conviene mirar atrás, pero hay que saber retirar la mirada en el momento oportuno. Se trata de recrear y de transformar, no de copiar”.

R.S.


“En el Centro Comunal, el patio central es un tímpano, que recoge los sonidos de su entorno. El proyecto está semienterrado, horadado en el lugar. Su entorno son los edificios existentes circundantes. De cualquier galería o ventana de los edificios que lo rodean, el Centro es la referencia; por eso toma un carácter ceremonial. Es el lugar de encuentro de la comunidad, donde se forman o se afianzan las relaciones sociales. El proyecto es como una flor que abre sus pétalos, y los volúmenes reciben la luz y al mismo tiempo suavizan el lugar con sus curvaturas”.

R.S.


“Le Corbusier, en una bella carta dirigida a estudiantes de arquitectura, dijo: ‘La arquitectura es un cariz del espírituí. Yo agregaría que es un cariz del espíritu capaz de transformar el mundo físico. Pero, transformación implica conocimiento, respeto, cuidado, oficio y tecnología, y, más que todo, amor.

La mejor arquitectura es, a mi juicio, aquella que transforma sin modificar y que se descubre lentamente con emoción.

Hacerla es una tarea difícil por el conocimiento que implica, por la contradicción que encierra, por la casi imposibilidad, hoy, en una sociedad mercantilista donde los valores culturales no tienen importancia, de lograr una respuesta plástica, formal y espacial que responda, no totalmente, claro está, pero al menos en parte, a la visión que tenemos del mundo y al anhelo civilizador que tenemos de nuestra sociedad”.

R.S.


“La luz es para mí un elemento de la composición, al igual que la humedad, la brisa, la penumbra y la sombra, las transparencias, en fin, un sinnúmero de elementos naturales que inducen en el momento de la creación arquitectónica a determinadas composiciones o determinadas formas. En América, particularmente en la zona andina, la luminosidad toma unas proporciones inusitadas. ¿Cómo no tener en cuenta ese aspecto tan particular en la arquitectura? ¿Cómo no volverlo un elemento enriquecedor? ¿Cómo no ‘componerí con la luz brillante o la luz opacada? ¿Cómo, en otras palabras, no volverla un elemento para la arquitectura por su incidencia sobre las fachadas, las que a su vez tienen que componerse teniéndola en cuenta?

¿Cómo, igualmente, no tener en cuenta la humedad, la fuerte lluvia, el halo húmedo que se deshace cuando, irisando el espacio, vuelven a aparecer los rayos del sol secando lo mojado? Es una sinfonía de color, de humedad, de luminosidad, de sequedad. La espacialidad se modifica a cada instante, se percibe en su tránsito hacia lo seco o hacia lo húmedo… vibra.

La arquitectura debe preparar ese acontecimiento. Debe ser un acontecimiento”.

R.S.

Salmona / Centro Comunal Nueva Santa Fe

#AmorPorColombia