Manzana Cultural del Banco de la República

Escalera central del edificio de la colección de arte. A la izquierda, la rampa que lo conecta con los espacios de la Casa de Moneda. Las puertas del centro y la derecha dan a las salas de artistas nacionales y a la sala Wiedemann.   Cristóbal von Rothkirch.

Sala de Exposiciones Temporales, con un montaje de obras de arte latinoamericano. En primer plano, la escultura en madera Sin título, (1997) del brasileño Artur Lescher; a la derecha, la obra Ángel decapitado (1993) del cubano Carlos Garaicoa.   Cristóbal von Rothkirch.

Patio central de la manzana cultural del banco, ampliación de Enrique Triana. Frente al muro de agua, la escultura en metal Flor de curuba, de Eduardo Ramírez Villamizar.   Cristóbal von Rothkirch.

Texto de: Enrique Santos Molano

Parte de la Colección de Arte del Banco de la República se exhibe en la que se ha conocido desde 1621 como Casa de la Moneda y en el Museo de Arte del Banco de la República. La colección posee más de 4 000 obras, de las cuales hay exhibidas más de doscientas sesenta, de artistas colombianos y de figuras internacionales como Tiépolo, Kandinsky, Tamayo, Lam, Brueghel y Reverón. Son muy nutridas las colecciones de obras de los colombianos de renombre internacional como Andrés de Santa María, Guillermo Wiedemann, Luis Caballero, Feliza Burstzyn y Eduardo Ramírez Villamizar, cuyos cuadros y esculturas se encuentran dispuestos en 14 salas.

La Colección de Arte incluye dos de las joyas más preciosas de orfebrería y platería religiosa colonial. Se trata de las custodias conocidas como La lechuga y la Custodia Grande de Santa Clara la Real. La primera, que pertenecía a la iglesia de San Ignacio, fue elaborada por el orfebre español José Galaz, quien la empezó en 1700 y la terminó en 1707, por encargo de la Compañía de Jesús. Pesa 4 902,60 gramos, y la adornan 1485 esmeraldas, 1 zafiro, 13 rubíes, 28 diamantes, 62 perlas barrocas y 168 amatistas. El Banco de la República las adquirió en 1985, y desde entonces están en exhibición al público.

Utilizada para acuñar moneda durante casi tres siglos, la sede de la Casa de Moneda se instaló en dos casas recién terminadas en 1620, adquiridas en 1622 por el capitán de ingenieros Alonso Turrillo de Yebra, comisionado real para organizar la Casa de Moneda de Santafé, y acondicionadas por él para servir como taller de acuñación. Dificultades de todo género, desde la oposición del vecindario a recibir la moneda de vellón, hasta complicados problemas jurídicos, impidieron que durante más de un siglo la Casa de Moneda cumpliera las funciones de regulación del numerario que de ella se esperaban, e incluso las instalaciones empezaron a sufrir serio deterioro. Al asumir el virreinato de la Nueva Granada en 1753, el virrey José Solís, en cumplimiento de órdenes expresas de Fernando VI, “incorporó en su real dominio, reedificó y amplió esta Real Casa de Moneda”. Su fachada, como la dejó el virrey Solís, muestra una sobriedad elegante y en su interior forman un conjunto alegre el patio principal, con su pila, columnas rústicas y graciosas arcadas.

Después de varios siglos de acuñar moneda, la venerable casa pasó a acuñar cultura desde los años setenta en que entró a formar parte del complejo cultural del Banco de la República.Desde 1996 se transformó en la sede de la Colección Numismática y en 1998 de la Colección de Arte del Banco de la República.

El crítico y escritor Benhur Sánchez cuenta que “el origen de la colección se remonta a 1957, cuando la Biblioteca Luis Ángel Arango organizó un salón de arte moderno y adquirió En rojo y azul de Fernando Botero. A lo largo de los años ha ido enriqueciendo su patrimonio artístico con nuevas adquisiciones y donaciones. Estas obras han sido mostradas en varias oportunidades a los colombianos, como en la Pinacoteca de 1966, la Antología, que se dividiera en anteriores y nuevas adquisiciones, en 1990”. Según el mismo autor, “no están las que, para los especialistas, son las mejores o más publicitadas obras de los artistas representados, pero todas son significativas de su trabajo artístico, de la personalidad que le han impreso a sus creaciones. Enlazadas unas con otras, con criterio estético y didáctico, son una historia de la plástica nacional difícil de encontrar en otros escenarios”.

El conjunto incluye también un palacete de arquitectura republicana, en la calle 12 con carrera 4.a, construido a principios del siglo xx.